DEFENDER
LA VIDA CON LA VIDA O DEFENDER LA VIDA CON LA MUERTE
Por:
Antonio Fuentes[1]
¿Defender
la vida con la vida o defender la vida con la muerte?. Pareciera que se hubiese
entrado en un espiral sin salida. Cualquiera que quiera arrebata la vida del
otro/a y lo hace sin sentir reparo de ello. En un impulso de rabia irracional e
incontrolada pasamos de agredidos a agresores y cruzamos esa línea invisible y
delgada hasta convertirnos en delincuentes. Y lo justificamos.
Pero
para intentar una comprensión más sociológica de esta realidad, considero
oportuno abordar tres aspectos fundamentales -a mi manera de ver los
hechos-, en que sin lugar a dudas descansa este imaginario de muerte
que poco a poco tiende a tomar visos de generalidad cultural.
a. Crisis de institucionalidad
Las
justificaciones van desde expresiones como “la justicia no sirve”, “acá todos
hacen lo que quieran y nadie es castigado”, “la policía no sirve”, “la policía
llega tarde”, “la policía agarra al ladrón y después lo suelta”, “la policía es
cómplice”, “la justicia es solo para los de cuello blanco”, “claro, a él no lo
arrestaron porque era familiar de Fulanito”, hasta afirmaciones crudamente
categóricas como “se lo merece por ladrón”, “se lo merece por ñero”, “es
necesario hacer limpieza social”...
Estos
elementos de juicio señalan una y otra vez la crisis de legitimidad de las
instituciones, es decir, la falta de credibilidad en los órganos estatales
creados para aplicar justicia; ello, producto de su corrupción o la cooperación
con el crimen organizado. Lo que evidentemente es un reflejo de la crisis de la
democracia, esa palabra que todos y todas se jactan de decir cuando se comparan
con otros países. Sin embargo, cabe hacernos una pregunta: si esto es
democracia y es la “más antigua de América Latina” ¿qué está pasando?
Volvemos
nuevamente al principio: no hay justicia. Pero afirmar esto en un “Estado” (forma
de organización política moderna, que ha funcionado mal o bien desde hace más
de doscientos años), sería igual a la nulidad del mismo, ya que una de las
partes que conforman el Estado es la Justicia, Rama del poder, y aunque digamos
que en nuestro país no hay justicia, cierto es que existe, pero de la forma más
bizarra posible. Lo correcto entonces es señalar que la justicia no opera de la
manera más oportuna y eficaz.
b. La justicia social
Ahora
bien, agreguemos un elemento más de reflexión: no hay justicia social. Y con
ello quiero referirme a la escasa implementación de políticas públicas
incluyentes que garanticen la plena satisfacción de derechos para una vida en
condiciones de dignidad. El Estado, cada
vez más distanciado del pueblo, niega toda posible relación entre el desempleo
y/o la deserción escolar con la delincuencia, en otras palabras, no entiende
que la escasez de oportunidades en un momento determinado puede constituirse en
un factor de inestabilidad social. Y cuando un porcentaje amplio de la
población es excluida y marginada de la inversión estatal, es lo mismo que
exponerlo a solucionar sus demandas enfrentándolo al otro/a en la calle, en la
casa, o en el negocio de quien considera está situado en una mejor posición
social.
Pero
la justicia social además, tiene otro componente igualmente importante: el
proceso re-socializador. Si partimos de la tesis que un individuo puede llegar
al delito en razón de un sistema injusto, que le niega posibilidades de acceder
a recursos para satisfacer sus necesidades, es sensato entonces exigir que, el
Estado, obligado como está a salvaguardar la vida, cree las políticas públicas indispensables
para evitar la reincidencia.
La
prevención del delito no se trata simplemente instalando cámaras, aumentando
los años de condena ni multiplicando el número de policías, se hace, ante todo
generando fuentes de empleo con plenas garantías laborales, optimizando y
subsidiando el servicio integral de salud, facilitando el acceso gratuito a la
educación universitaria y técnica, adecuando espacios para la recreación, las
artes y el deporte.
Imagen No 1:
Radiografía del Crimen en el AMB
Fuente: rescatado 09/04/15 http://www.vanguardia.com/judicial/306626-bajan-los-homicidios-y-suben-las-rinas-en-bucaramanga
c. La
justicia por las manos
Volviendo
al punto de partida quiero hacer énfasis en una de las consecuencias más
dramáticas que la espiral de violencia está instalando, no sólo en el
imaginario sino en el comportamiento humano: el fenómeno de los linchamientos.
Día
por día se ha vuelto cotidiano el hacer justicia por las propias manos. Es,
incluso, una bandera de “liderazgo social”. Cosas tan aberrantes se lee en los
muros de algunas redes sociales como facebook, titweer e instagram donde se
realizan todo tipo de señalamiento sin ninguna justificación y, donde además, se
exhibe una especie de feroz clasismo y darwinismo social que justifica la
eliminación del otro en su condición de delincuente. Solo en lo que va corrido
de este año se han presentado tres casos de linchamiento o intentos de
eliminación física en el AMB, registrados en la prensa escrita. Ver:
Rescatado:9/03/2015-11:29a.m
http://www.vanguardia.com/judicial/video-302492-comunidad-de-piedecuesta-capturo-y-golpeo-a-un-ladron
Rescatado:7/03//2015-12:01a.m
http://www.vanguardia.com/judicial/302216-presunto-ladron-fue-linchado-en-el-norte-de-bucaramanga
Rescatado:22/01/2015-5:37p.m
http://www.vanguardia.com/judicial/296045-bumangueses-capturan-y-golpean-a-ladron-de-un-celular-en-cabecera
Ante
este apremiante panorama, no basta únicamente con pedir mayor inversión social,
que ya sabemos, en nuestro país es un proceso lento y dispendioso en razón de
un Estado centralista y capitalista al que sólo parece interesarle el
enriquecimiento de unos cuantos sectores económicos. Es necesario conmovernos y
conmover al otro sobre la desgracia de quien está en una condición social
lamentable y vulnerada, para que juntos construyamos procesos que permitan un
auténtico cambio social. Esto desde luego va de la mano de la dignificación de nuestras
condiciones de vida y la re-significación de las prácticas de no violencia. Y
esto puede ser tema de otra reflexión.
Historiador-Universidad Industrial de
Santander
Diplomado en Pedagogía para la Formación en
Investigación Educativa –PJU-
Candidato a Magíster en Planificación Urbano
Regional –UBA-
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