El colegio como proceso formativo y un lugar importante de socialización, (derecho para algunos, obligación para otros, y deseo para quienes lo han dejado por asumir responsabilidades que no corresponden a su rol) tiene un resultado final que permitirá escalar otros peldaños en el campo educativo, productivo o sencillamente familiar.
Siendo uno de los lugares donde los y las jóvenes pasan gran parte del día y de su juventud, carece de elementos que permitan generar una educación realmente integral; ha sido permeado por metodologías pedagógicas estandarizadas que parecieran buscar la simple aplicación de guías y la reproducción de materias para alcanzar la tan necesaria “nota final”; exige entonces pensar, cómo se está entendiendo dicha “integralidad”, ya que el sistema educativo de un país refleja las apuestas y proyecciones plasmados en los planes de gobierno y la asignación de presupuestos, elementos con plena responsabilidad en temas como deserción, oportunidades, cobertura, infraestructura y por supuesto en el reto de impulsar la conciencia política, la ciudadanía y la construcción de sanos proyectos de vida por parte de los jóvenes.
El tema de ¿estudiar para qué? debe ser objeto de cuestionamiento para el plantel educativo y por supuesto para cada uno de los jóvenes que incursionan en él; son estos últimos, los actores principales quienes con todas las capacidades y potencialidades, espíritu juvenil, sueños y creatividad, pueden resignificar los valores y alcances de apropiarse de su formación académica como una posibilidad de mejorar sus condiciones de vida, además de reflexionar críticamente acerca de su contexto social en relación directa a las problemáticas vividas por el sector juvenil y las posibles alternativas de solución en espacios de reflexión, organización y participación activa en espacios locales, regionales y nacionales.
El trabajo de Cocuza en procesos/ iniciativas como “Aula Joven” pretende precisamente, promover la participación activa y la reflexión crítica de las y los jóvenes en las aulas de clase en articulación con algunos colegios públicos y privados del municipio de Floridablanca y fuera de ellos en escuelas juveniles que se lideran desde la organización y que incentivan la construcción de un proyecto de vida consiente, el reconocimiento del otro como un sujeto con derechos y deberes, el respeto por la opinión del otro, el fortalecimiento de los nuevos liderazgos y la formación en investigación.
En la medida que se sumen esfuerzos, como el de algunos docentes que se ocupen del tema de la educación desde una perspectiva pedagógica y crítica, poniendo a diario su creatividad para implementar en sus currículos metodologías dialógicas y reflexivas que inviten a las y los jóvenes a apropiarse de la educación como un derecho y un deber; sumado a la nueva perspectiva de los jóvenes como sujetos políticos y de derecho, con un papel decisivo en el presente y el futuro del país, asumiendo las realidades que los cobijan y construyendo desde ellas propuestas innovadoras, cargadas de esa “bonita” energía que los caracteriza; y finalmente el aporte de procesos sociales que mantengan la esperanza en el cambio social basado en la justicia y la equidad; se podrán enlazar sueños que parten de las realidades y que se complementan con los esfuerzos de todas y todos.
Por: Sandra Milena Toloza
Área de Desarrollo Social
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